¡Qué silencio entretejido a la distancia
va quedando ya de nuestros suspiros!
Y como inquietas aves nuestros ojos
se cruzaron abranzándose el alma.
Era como la noche taciturna
con luz de luna la mirada tuya,
y como una gota sobre la roca
así, sobre la tuya, así fue la mía.
Todo quisimos hacer en silencio
y estar una a una como un espejo
confrontadas también nuestras pupilas
para acercarse nuestros labios al beso
y también las aves de nuestros ojos
para abrazarse el alma en la mirada.