Allí estaba, callado, con el ceño fruncido,
Con esas piezas que pudieran construir sueños
Jugando a lo desconocido.
Tan pequeño es él
Que no se da cuenta del rocío que cae de mis ojos cuando lo miro.
Su pelo del color del maíz,
Pero lucharemos niño mío,
Podrás descifrar los misterios uncidos,
Cantarle a la luna y correr por el río.
Cuando pase el tiempo, incoloro, henchido
Habremos logrado la canción más bella
un cielo de besos y un sol encendido.