Empieza el mes de diciembre,
y la navidad se anuncia,
vibran nuestros corazones
con la esperanza que apunta
a un porvenir venturoso;
la alegría se estimula,
y se convierte en la flama
que elimina las penumbras
más oscuras de la vida
causantes de nuestras dudas.
La noche muestra su magia
cuando radiante la luna,
aparece en el cenit
con su nívea blancura,
iluminando la tierra,
y con su manto se acuna.
Se acompaña de luceros,
en el firmamento abundan,
se forman en lindos grupos
armoniosos deambulan,
dando un especial misterio,
a lo que pasa en la altura.
Existe una blanca estrella,
que los peregrinos buscan,
porque a un pueblo los dirige,
donde un niño los deslumbra,
son momentos especiales,
que felicidad anuncian.
Diciembre, mes bello cuando
las amistades se juntan
y se unen en un abrazo
para el que tienen excusa,
al calor de una fogata
que hace que los leños crujan
y sentimientos afloren
con los que siempre comulgan.
Mes de la fraternidad
a la gente buena agrupa,
y con solidaridad
suavizan sus amarguras,
dando un gran calor humano,
con bondad se congratulan
“Un mes para compartir
disfrutando la ventura
y en un abrazo exclamar
un caluroso Aleluya.”