SILENCIO
¡¡Silencio!! no se despierte,
que no se entere la aurora
a la salida del alba,
porque, cuando el sol asoma,
el hambre se reverdece
y la sangre se derrota.
El látigo del dinero
que el poderoso atesora,
maneja con hábil brazo
después de la hora nona
en la espalda del labriego
que el sol y el frío desloma,
para comenzar el día
con la herramienta que orna,
en sus manos y sus brazos
los que con ellos labora
reclamando los derechos
que con su sudor imploran.
Acogiendo al desvalido
de travesías que ahogan,
en los traslados de muerte,
que en la mar se amontonan.
¡¡Malditos!! a los que imponen
sus caprichos suntuärios,
forzándoles a vivir
como si fuesen vasallos,
siendo dueños de esos pueblos
y enjugando sus sudarios.
En el mundo poderoso,
los que dicen y no acogen,
imponen trampas de muerte,
en fronteras que son morgues,
y cuando les dan cobijo…
son cárceles que controlen.
Que demande el mundo “libre”
al dictador que somete,
más derechos a sus pueblos,
y más justicia al que ejerce.
Fronteras establecidas
no impidan y condenen,
a hombres buscando pan
para poner sus simientes.
Se haga justicia también,
al que abusa muy consciente
aprovechando el momento
de la avalancha de gente
para lucro personal,
de bolsillos diligentes,
cobrándole al desvalido,
ese pago que es de muerte,
en travesías asesinas
con cayucos indecentes.
Mares de cuerpos flotando,
puertas en los continentes,
con los espinos asesinos
que dejan de sangre inerte
impregnado en su extensión,
por el alambre hiriente.
Démosle a la humanidad,
todo el derecho consciente
para pueblos, que buscando
es, de vivir dignamente.
Y al traficante que abusa,
cual esclavos impotentes
de seres que en dignidad
no se merecen la muerte,
sean culpados por la ley,
y la trena sea frecuente.
Roberto J. Martín
Enero 2018