robertojuan

SILENCIO

SILENCIO

 

¡¡Silencio!! no se despierte,

que no se entere la aurora

a la salida del alba,

porque, cuando el sol asoma,

el hambre se reverdece

y la sangre se derrota.

El látigo del dinero

que el poderoso atesora,

maneja con hábil brazo

después de la hora nona

en la espalda del labriego

que el sol y el frío desloma,

para comenzar el día

con la herramienta que orna,

en sus manos y sus brazos

los que con ellos  labora

reclamando los derechos

que con su sudor imploran.

Acogiendo al desvalido

de travesías que ahogan,

en los traslados de muerte,

que en la mar se amontonan.

¡¡Malditos!! a los que imponen

sus caprichos suntuärios,

forzándoles  a vivir

como si fuesen vasallos,

siendo dueños de esos pueblos

y enjugando sus sudarios.

En el mundo poderoso,

los que dicen y no acogen,

imponen trampas de muerte,

en fronteras  que son morgues,

y cuando les dan cobijo…

son cárceles que controlen.

 

Que demande el mundo “libre”

al dictador que somete,

más derechos a sus pueblos,

y más justicia al que ejerce.

Fronteras establecidas

no impidan y condenen,

a hombres buscando pan

para  poner sus simientes.

 

Se haga justicia también,

al que abusa muy consciente

aprovechando el momento

de la avalancha de gente

para lucro personal,

de bolsillos diligentes,

cobrándole  al desvalido,

ese pago que es de muerte,

en travesías asesinas

con cayucos indecentes.

 

Mares de cuerpos flotando,

puertas en los continentes,

con los espinos asesinos

que dejan de sangre inerte

impregnado en su extensión,

por el alambre hiriente.

Démosle a la humanidad,

todo el derecho consciente

para pueblos, que buscando

es, de vivir dignamente.

Y al traficante que abusa,

cual esclavos impotentes

de seres que en dignidad

no se merecen la muerte,

sean culpados por la ley,

y la trena sea frecuente.

 

                                                                

 

                                                                                                                           Roberto J. Martín

                                                                                                                           Enero 2018