En las noches taciturnas de mi vida,
siempre me espera con su tez livida,
y abre para mi sus suaves entrañas,
para que mi corazón le diga como te extraña.
Me susurra al oído tu dulce nombre,
y le cuento mis ansias de hombre,
esas donde siempre estas presente,
por estar en mis noches ausente.
Me envuelve simulando ser tus brazos,
y me pierdo en tus calidos abrazos,
recostando tu cabeza en mi pecho,
compartiendo los dos mi calido lecho,
divinos momentos de fugaz ensueño,
porque sólo suceden... en mis sueños.