Tus versos alados se dibujaron en mi piel
y fueron renovadas tus palabras de miel
las que encendieron el silencio de mis sábanas,
entonces soñamos y tú abrazaste mis redondillas.
Esperé tus besos enmelados
y a tu cuerpo, a mi piel encarnado.
Tuve temor que te fueras y, te sujeté a mis poemas
y fue hasta el cielo izada aquella nuestra promesa,
la que nos llevó a la más febril de nuestra utopía
enhebrándonos, con el mismo hilo del amor, en la poesía.
Fuimos oasis compartido y tardes de versos,
fuimos el alba que nos acariciaba enredados en la alcoba
y la misma música , aquel bolero que serpenteaba
nuestras siluetas moviéndonos en incontables entregas.
Fuimos tantas renovadas esperanzas.
Hoy somos ese amor construido de letras,
de secretos, de primaverales aleteos
y ese poema que aún no se escribe,
tantas vivencias que no han sido en vano…
Soy tu mujer –poema
y tú el eterno motor de mis sueños.
Poemas de Pepita Fernández
( Argentina)