Una romántica flor, llena de luz y color
amiga precisa de los enamorados,
dizque la besaron los rayos de luna
y sus pétalos bañaron de plata.
No quiso la mañana ser una más,
trajo consigo el calor y el amor
y en estambres y pistilos dejó
la imagen ardiente del sol.
Quiso ésta hermosa flor nacer
en vastos lugares del mundo
y ser fiel testigo de grandes amores,
de sus comienzos o de sus finales.
¡Qué orgullo… qué vanidad!
buscada y llevada casi a todo lugar
porque de fragancia, llena el ambiente
pero no tiene de otras flores, la misma suerte.
¿Por qué?... se pregunta la margarita
¿No soy conservada hasta mi muerte?
¡Si tengo lo que las otras y hasta más que otras!
¿Acaso no es suficiente tanta belleza?
Es que la dichosa no se resigna a su suerte
ella es escogida y cogida,
por los que dudando van del amor
y buscan el consuelo en alguna flor.
La vida es tan corta y su paso por ella aún más,
llena de vida de sueños y esperanzas…
en cualquier mano la coqueta acaba,
entregada a su triste verdad.
Poco a poco va perdiendo su luz y color
deshojada se muere sin conocer el amor,
y el rocío escapa de su corazón, con el soniquete
¡Me quiere… no me quiere… me quiere… no…!
Delalma
Sábado, 26 de junio de 2010