Recuerdo el quebrantado atisbo de mi silencio, aquél muerto andar donde fui seducido por la \"dama sin tiempo\".
Arrastrado por las olas a mi vieja isla de niebla, busco la vieja choza
Donde hace un tiempo calenté mi cuerpo, ahora junto a mi dama comemos de la misma olla.
El beso mortuorio de aquella mujer
Sepultó las palabras culpables que pudieron haber salido de mi boca marchita, ella solo sonrió.
Y el infinito encuentro no existe entre los pasos del tiempo, es por eso que solo siendo un momento no pude amar a mi dama mintiendo. Las cenizas me abrazan ahora.
Es el fín, tu silueta se perdió al igual que mi mirada en el silencio,
Es el fin, soy el momento olvidado, soy el punto que dividió el encuentro.