Daniel Memmo

Un lugar llamado Tiempo

 

Desde que estoy aquí,

aún no pude contemplar todos los actos sencillos de un paisaje,

descubrir un punto y celebrarlo,

brindar por el sol,

emborracharse para sentirse parte de la noche.

No quisiera rendirme en los brazos del dolor,

pero no voy a negar que el están detallista,

que para cuando decida entregarme a la angustia,

él ya se habrá ido,

dejándome tan solo,

que a la soledad la pueda llegar a extrañar.

En la rama que solía colgarme,

el viento la quebró,

como así también, en ese temporal perdí la flor,

el sueño blanco e inocente,

y hasta el que habitaba en el deseo.

En la parte mas alta en lugar en el que vivo,

le aúllo a la luna gris,

con una melodía desafiante y angustiada,

como un mártir de la bella que vive en el firmamento

Después de tantas tempestades,

aun queda esa química en mi cuerpo,

 en cada sentimiento que resucito,

entierro una flor en el jardín de arena,

pero los pétalos son tan sentimentales,

para vivir en un mundo tan siniestro.

Cada noche,

veo como ellos marchan,

llevándose los sueños al cementerio del olvido,

esos peregrinos conocen mejor el camino al sepulcro,

que a sus vidas,

en silencio cantan una oración para que un Dios se apiade,

y puedan ser ellos, a los que mañana lleven al cementerio.

En este lugar,

la única luz que existe, esta oculta,

ajena a nuestros ojos,

los ancianos sabios dicen..,

que ese brillo la utilizan las almas para el encontrar el camino

y se ella se equivoca,

solo seremos recuerdos de los que aun no pueden recordar.

Lo que daría para escuchar el canto de los pájaros

Y ovacionarlos con un llanto.

Creo que este lugar es el fiel retrato de mi ser,

repleto de fantasmas, angustia, esperanzas,

y a las cosas bellas la deja para quien se esta por morir

y se arrepiente de no haberla contemplado tiempo atrás,

y si ese moribundo soy yo?

Si mi angustia no me deja reflexionar?

Quien esta libre de la muerte?

El mejor reloj  es la palma de tu mano,

alguien me lo susurro al oído,

desde ese día,

pude comprender al tiempo

y supe que siempre es la hora de morir.

 

     Daniel Memmo