No hay más luz.
Sumergida en la penumbra yace mi alma, se ausenta la esperanza.
No hay más Dios,
El miedo incineriza mis anhelos,
Degrada hasta cenizas la ilusión;
Se esfuma el esperar de algún mañana.
No hay más fe,
No hay más que soledad en esta cama.
La enfermedad desgarra cuerpo y alma,
Desangra toda escencia espiritual.
La muerte advierte sobre su llegada
Y frustra aquella sed de libertad.
El llanto entre plegarias se derrama;
Desciende el vulnerable y gris Mortal.