Ver lo que tú ves:
Ser agua que de mi boca nade
a tus pupilas.
Olvidarme de mí.
Desleír en líquido la costra que me
encorseta, ser vaso si en el vaso
me sumerjo, ser tú si en tu seno
desfallezco.
Colarme de extranjis en tu mente
como alcohol al que no bastan
barreras de sangre.
Ser espía doble de tus secretos, de
tus fantasías.
Sentir lo que tú sientes:
Efervescencia en tu alegría.
Escorzo en tu queja.
Llanto en tu tristeza que ya
no es triste...
Escarpia de un vello que fue nada
en el origen de tu primer beso.
Sonrisa del arcoíris que nace de
tu mejilla hasta morir en el aire.
Oír lo que tú oyes:
Hacerme álgebra del trino que rompe
tus ventanas con el primer rayo.
Dibujarte de las curvas que ensanchan
las notas del pentagrama, pegarme a
la yema de los dedos sobre tu guitarra.
Resbalar sobre las olas que rompen
tras un largo sueño, el tuyo y el mío.
Ser lo que tú eres.
Sentirme otro, salir de mi crisálida.
Sin patria, sin rey, con un dios que
tome tu contorno y tu carne.
Cisne de metamorfosis, anhelo de Leda.
De Leda Atómica.