alupego (Ángel L. Pérez)

COMO UNA LIGERA BRISA

 

Sumido en vanalidades,
se despertó el terco ego.
Desperezando sus zarpas,
para ocultar lo sincero.
Despreciando lo que vale,
para negarse a lo auténtico.
Solapada necedad,
vestida de viejos miedos.

Nace el fuego de la brasa.
Del desprecio nace el odio,
que del rencor se hace dueño.
Sembrando nace el embrión,
que va creciendo sin pausa.
Se multiplica la vida,
en el vientre de la Tierra.
Nace tenaz la pasión,
del tesón con que se crea.

Telúricas las tensiones,
que acomodan los planetas.
Nace el fuego en su interior,
para fraguar sus defensas.
Explota cuando se rompen,
sus inexorables reglas.
Y en su defensa la Tierra,
no perdona al opresor.

Nace el amor de lo bello,
consustancial con la vida.
Nace el cariño del roce,
de las almas atrevidas.
El valor nace del fondo,
del respeto que le obliga.
Y aumenta su condición,
cuando se entrega la vida.
Generoso es el valor,
que da sin pedir a cambio.
Y regalando su amor,
de su vida hace un legado.

Nace la regla y el orden.
Nace el verbo y la palabra.
Nace el sueño para dar,
tranquilidad a las entrañas.
Nace la ley y la justicia.
A veces tan antagónicas,
como el odio y la sonrisa.
Nace la flor para dar,
magia a la agitada vida.
Y como nace el animal,
así va naciendo el día.

Todo nace y se destruye.
Todo se crea y claudica.
Todo sin amor se va,
como una ligera brisa.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
26/12/201