Ya no llueve calladamente en mi ventana
No hay más lágrimas ahogadas en la almohada
Ni tu regreso es capaz de abrir la yaga
Donde la soledad, ya no se vuelve amarga
Ya no empañan los cristales de mi jaula
Los suspiros de anhelo hacía la luna
Ya no atormenta mis noches aquella duda
De sólo hallar al sol en tu mirada.
Ya la razón se torna clara
Cuando de sombras nace brillo
Sabiendo que no es su mirada
Sino la forma en que yo miro
Y aunque vuelva a llover en mi ventana
Ya no será una lluvia triste
Resuenan risas y se baila
Cuando de amor propio se alcanza
Aquella paz que nunca diste.