Ofelio

RIMALGIA XIX

Si no callara a mis gritos,
gritarían: “no te vayas.
Mujer, quédate conmigo.
Véndame todas mis llagas,
socórreme, estoy perdido,
envuélveme con tu manta”.

Mas no quiero verme herido
ni desventurado, mi alma,
ni que sepas que tirito
sin el calor de tu llama
en las noches con sus grillos
grillando tristes tonadas.

Ya se acabará el martirio,
el mismo tiempo nos salva,
pero aprendes que el olvido
es la agonía más larga,
porque se ama en un suspiro
y se olvida con gran calma.