Ojalá pudiera creer que no estuviste
entre mis brazos
y acurrucados
hayamos podido decir : te amo.
Ojalá pudiera olvidar que el reencuentro
nos visító luego de tantos años
y temblando de miedo
pudimos un futuro balbucear.
Ojalá pudiera sentir lo que no siento,
derramar de una buena vez el mar de mis adentros
inundar de dolor mi cuerpo,
antes que seguir desfalleciendo de amor.
Ojalá pudieras escucharme,
derretir estas heladas palabras que me brotan
desde el iceberg que generó tu adiós:
incomprensible, inaudible.
Para no seguir muriendo en la espera
de tu regreso.
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