Daniel Memmo

Resumen

Llegue a los cuarenta, muchos dirán que fue con la lengua afuera,

como agotado, pero nunca arrastrado,

en un diciembre oscuro, en este rincón por aquellos años,

 no salía mucho el sol.

Mi dulce madre pario,

tres kilos y un poco más, de un pecoso, blanco y haragán,

un hermano mayor que eligió el nombre,

y no recuerda porque.

En el reparto de familia, el sorteo no fue tan fulero,

mis abuelos y la caricia interna,

cada noche me arropan con sus manos invisibles.

La escuela fue el lugar del primer mareo,

su abuela la dejaba en la puerta,

cargaba una historia dura,

pero tenía una sonrisa infinita,

fue en el último año que tome coraje,

me confesé ,

casi temblando aceptaste la oferta de ser mi novia,

y corrí,

fue una señal,

en la vida no hay que esperar el premio.

El barrio, la infancia,

las dudas, la dolencia de la juventud,

el punk, la rebeldía, la libertad, el slogan,

la sociedad, el miedo que te frena,

la ausencia, el carnaval, el frío,

la poesía, la ginebra,

los amigos?, claro!!, dije barrio,

las borracheras alegres,

la lágrima exagerada del amor imposible,

y así pasan los años,

mareado, decidido, confundido,

y así,

la experiencia como consejo que siempre llega tarde,

de joven quería que las noches de fiesta sean eterna,

hoy disfruto el amanecer.

el abrazo, su risa!!

que bello paisaje dibujaban cuando reían,

la formula de la juventud eterna olvidada en un bar,

la madrugada que me encontré solo,

y aprendí a soltar,

la soga que aprieta o la que te rescata,

la foto de rostros que preguntan,

quien sos?

trato de no desprenderme de tantas cosas,

pero no de aferrarme a la riqueza pasada,

llevo las monedas justa, para seguir viajando,

juro!!, que todavía me rio de chiste tontos,

y lloro si veo a Bochini en una cancha.

Aún siento mis manos temblorosas por tus manos frías,

y la tierra como abrigo,

y éramos jóvenes, y la vida a mil,

y la promesa, el destino,

y el ruego por una noche mas,

la carcajada, tú confesión de que era ella,

esa estrella,

y así mis manos llevando la caja,

una vida.., corta vida, pero bella al fin..,

Fue en el camino,

que a muchos perdí,

y a otros deseo volver a encontrar,

hoy comparto la mesa con ella,

que me contagia la risa,

que empuja cuando quiero mirar hacia atrás,

que me abraza sin que se lo pida.

Así ando,

medio mareado, sin la sonrisa automática,

renegando, celebrando,

sin peso, ni etiquetas,

con la medida justa, para que la rutina no me dé arcadas,

solo voy.., hacia adelante,

en resumen…

 

     Daniel Memmo