Marellia

¡Duérmete!

 

 

 

Duérmete

 en un silencio de voces y palabras,

en el verso huérfano

 en el olvido del verbo,

en mi mano ausente y despojada.

¡Duérmete ya,! 

no inquietes esta modorra,

estas ganas de nada,

esta necesidad de estar quieta,

reposada.

Duérmete en esta hora,

la hora exacta

de vaciarme de ti y desterrada,

vagar fuera del mundo,

sin poesía, sin nada,

con que abrigar mi cuerpo

que aterido de frío

en  hastío de olvido

se desangra.