Las hojas de la vida
se secan como en otoño.
Sentimientos fuertes
las debilitan lentamente.
Ellas caen de a poco
y el árbol sufre su pérdida.
Sus ramas quedan
al descubierto de la realidad.
Sus raíces crecen
más y más
tratando de hayar
el alivio en la profundidad.
La tristeza sigue intacta
de la misma manera
que el árbol sigue de pie,
ansiando que un día
la magia de lo platónico
congele sus lágrimas
en gotitas de cristal.
SANTOS, EVELYN GABRIELA
(San Miguel, Buenos Aires, Argentina)