Cuando en mis horas ya quietas
siento un susurro tranquilo
suave como la brisa marina
adornado de tu sonrisa.
Una mirada traviesa
enarbola mi paz
para sentir tu aroma
llamado en soledad.
Como voy guardando
tus palabras del día a día
haciendo de la alegría
tus vivencias queridas.
Me resbalo en tus rizos
para bajar suavemente
y coronarme en tus montes
hasta tu pecho ausente.