Tú, mujer, maravillosa y benevolencia;
Que conviertes en vergel tu camino,
Alabando las justicias del destino;
Seduces con tus ojos mi existencia.
Pienso como un lunático por tus ojos.
Envidio al satélite que pasea a tu lado,
Y tú, como una diosa sueltas tu cabello,
Mientras yo, mínimo ser, te deseo a gritos.
Mujer, eres la más hermosa del espacio,
Tu ausencia causa a la galaxia en trozos;
Y yo, un Plutón méndigo y sombrío,
Que anhela estar entre tus brazos.
Eres divina, corrompida por Umbriel.
Algún día, no se cuándo ni cómo,
Mis manos de deseos acariciarán tu cuerpo,
y tú, posarás tu cuerpo sobre mi pecho,
Entonces, será ahí, solo ahí, cuando formaremos la unidad más grande del universo.
Salgado Espinosa Marcos.