Ozono enfermo
nostalgía húmeda
afónico se quedó
de tanto gritar. Mudo.
Dejó caer su tristeza de agua
y las copas, las ramas de los árboles
las espinas, los pétalos de rosas
la reunión de las flores
todos,
todos bebían de su tristeza
también la tierra;
las mojadas avecillas de patas de cristal
la animaban
con su trinar de oro.
Ya no le queda gota que derramar.
Abajo hay solo charcos de melancolía
en las calles silencios que se rajan
y alguien camina dejando huellas de lluvia.
Los ténues dedos del sol
perforan el tumulto de sombras negras
y entre agujeros se ve apenas
la confundida sonrisa azul del cielo...
Mañana será un día mejor.