Que lejos se fue la idea.
Que cerca quedó la ausencia.
Que pronto se consoló,
con su liviana apariencia.
Que lejos se fue el deseo.
Que cerca quedó la pena.
Que veloz se conquistó,
lo banal de su presencia.
Cuantos segundos perdidos,
al ver que el final se acerca.
Cuantas luces apagadas,
y borrones en las cuentas.
Cuanto tiempo diluido,
en decisiones inciertas.
Cuanto aire consumido,
esperando una respuesta.
Que lejos se fueron yendo,
de los momentos su esencia.
Y que lejos la ternura,
hecha de besos de viento.
Que cerca se van quedando,
los que sin precio te aceptan.
Que lejos se fue el aroma,
que el amor enriqueciera.
La flor se viste de gala,
tributando a la belleza.
Erguida sobre su tallo,
con orgullo de ser cierta.
Ofreciendo sus olores,
de mágicos halos hecha.
Como se ofrece sin miedo,
a la furia que la quiebra.
Enarbolando lo bello,
para el que quiera cogerla.
Que lejos se van marchando,
las sensaciones sinceras.
Que cerca se van rompiendo,
las reglas de la decencia.
Como se pudren las manos,
cuando la garganta aprietan.
Que lejos se queda todo,
con la esperanza tan cerca.
El aire se ha vuelto rancio,
de tanta infundada idea.
Mientras la pena se agranda,
en las conciencias sinceras.
Fértiles los corazones,
cuando su latido piensa.
De miel son las alegrías,
cuando la verdad se acerca.
Que lejos quedan los sueños,
y que cerca las quimeras.
Bordado de oro lo necio,
de harapos la inteligencia.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
30/12/2018