Un año más. ¿Y qué? .Sólo es un día;
ni siquiera es un día, es un momento,
con la misma ilusión o el desaliento
que darían las doce al mediodía.
He visto el tránsito con apatía.
Una partida y un advenimiento
sin promesas, sin arrepentimiento,
y el alma, igual que la cabeza, fría.
Ruedan eslabonados meses y años,
con su lastre de amargos y desengaños,
e imaginamos siempre otro mejor.
Y pasarán de nuevo doce meses
viendo menos victorias que reveses,
y más angustia, soledad, sudor.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO