Sacudones de fuego,
de ira, de lágrimas…
Sin resignación
a los cuervos negros
que embaten despiadados,
mi adverso Destino,
sin oscuras alas.
Esqueletos en tus ojos
mentirosos.
Y la magnitud vespertina
de la húmeda Tierra
congregada
en la Tristeza antigua,
de la danza sin compases,
de mi alma desarmada...