Ya ha pasado la navidad, la cual para algunos fue de mucha alegría, al poder compartir con sus familias y allegados; para otros quizá esa luz que representa esa celebración, fue la sombra de los oscuros recuerdos, de quienes no estuvieron presentes
Ahora llega el año nuevo, e igual, habrán unos que ríen y gritan de júbilo; pero también sé que habrán otros que lloran, al experimentar la vivencia de un año nuevo, sin la presencia de algunos de los suyos, bien sea de sus padres o la de uno de sus hijos, asesinado por las manos del estado o de los grupos subversivo o la violencia común; otros porque el divorcio los obliga a compartir las sabana de su cama con la soledad, y algunos porque la droga se ha tragado a algunos de sus hijos; otros porque a causa de una enfermedad terminal, saben que será el ultimo año que despiden; y es que ante la inefable realidad del destino, es en estos instantes, de melancolía, al estar sin la presencia de aquellos que nos han abandonado, que nos damos cuenta de nuestra finitud, y esto nos troca la dicha y el contento por la tristeza y la amargura. Pero, ante esto, que estemos experimentando; debemos reconocer, que Jesucristo siempre está presente, pues él es nuestra fortaleza, nuestro amparo y nuestro consolador. (feliz año nuevo y mucha prosperidad)