Santiago Miranda

El golpe nunca cesa

 

Mientras afuera se escucha una bocina aletargada
De una ambulancia trás una ambulancia
Alguien muere alguien alguien habrá de verse
Muerto y/o herido, alguien no logrará alcanzarse
Y el sonido que uno escucha desde su centro
Desde esta habitación de todas partes
Indiferente de pronto a la traviesa
Tragedia cuando a uno no alcanza
Pero el golpe mítico nunca cesa
Pájaros cantan de fondo elegías al fin
Del mundo, niños ríen intuyéndolo todo
Las noticias lo señalan, la promesa de una
Seguridad del sistema improbable haciendo
Frente inútil contra la condición incierta
Y la muerte y la destrucción que al sujeto
Diluye en su no significado en su no significante
Es algo más que una bocina apagada es casi
Un grito inaudible de muerte, uno por suerte
Ahora se salva, pero el golpe dado a la carne
En el vacío nunca cesa, mientras afuera
Se escucha una bocina mezclada con pájaros
Y niños de cuáles desconozco nombre y fundamentos