Eres pomposidad, elegancia pura y majestuosa,
Bella danza de palabras y pensamientos eres, rígeme con tu dogma,
Adoctríname con tu elocuencia y deja que fluyan mis acciones
Deja que el poeta sea el mar más fiero y blandid tu látigo en mi cerebro hasta corregir mi vida
Que los golpes sean certeros y surcan llagas en mi ser, que se abran y se aprecie la carne roja,
Que la sangre corra como cadejo asustado en la noche y se vierta por todo el alféizar en el cual estoy sentado…
Deja que mi cuerpo se fatigue y mi mente obnubilada se pierda en la inmensidad del dolor,
Intrínseca sensación que al hombre perturba pero agrada…
Y cuando al fin mi cuerpo y mi mente lleguen al nirvana de Morfeas y Deimos,
Deja que este ser taciturno despabile y mira cómo el hombre renace y se pierde
Bajo el regazo de la majestuosa poesía.