Bastó con encontrarnos en un mensaje, y que nuestros corazones quisieran latir acompasados, en esta jaula prisioneros de amor.
Te busqué en la noche sin planearlo, la luna como testigo, con lucecitas de navidad y miradas de ansiedad.
Besos interminables de amor, y ese preámbulo con caricias infinitas de pasión.
Disfrutarte en una orgía de miradas sin pudor, palabras que brotaron del corazón y que quedaron grabadas en tu razón.
Y llegó el 20 y nos hicimos el amor.
Y fuimos amantes sedientos de ese adictivo licor, que brotó del delirante temblor, de nuestros cuerpos en lujurioso calor.
Frenesí de orgasmos y silencios de pasión.
Cuerpos jadeantes, húmedos, cansandos y luego fundidos, nos dormimos en ese sueño anhelado.
Y todavía la luna nos abrazaba con su luz, y despertamos entrelazados en esa madrugada, en que soñamos juntos, que nos amábamos con tanta realidad, que aún sudorosos y agotados, de nuevo nos hicimos el amor, con nuestros corazones atados.
Y nos abrazamos, y nos besamos y con un hasta luego, nos despedimos para siempre enamorados.