Pasan las decàdas una y otra vez,
pasan los soles y las lunas por millonésima vez,
pasan los humanos frente a mis ojos infectos,
vuelan las nubes y se llevan mis pensamientos.
Cada final es distinto, cada célula se muere màs lento,
las manos me arden incluso antes de meterlas al fuego,
este frìo que me envuelve, me recuerda a tu abrazo,
a tu serpiente viva, recorriendo la habitaciòn vacìa.
Cae mi alma, una y otra vez, cabeceo una y otra vez,
el agua me recorre el cuerpo, me quema la piel,
la cabeza me explota bajo esta gruesa capa de pensamientos,
me miro al espejo, me estoy acabando en el incendio.
se queman mis nenúfares y mis lirios,
se consumen en la llama negra de tus recuerdos,
se colorea la imagen de tu esencia y tu delirio,
y me quedo solo, de nuevo.
acostado en este enjambre de abejas muertas,
con los ojos cerrados, desnudo, arropado por el viento,
y mi boca ya no suelta voces,
se seca, se seca como tu alma en pena.