En un año que ya pasa nos dedicamos tal vez a hacer las reflexiones sobre lo que nos enseñó, lo que nos dolió, lo que nos olvidó pero me gusta más recordar que me enseñó.
Si hubo dolor y lo hubo fue para dar fortaleza.
Si hubo soledad fue para aprender a valorar lo que tengo.
Si hubo desolación es para valorar lo que aún me abraza.
Si hubo enojos, olvídos y trampas del mal fue para ser mejor.
Si hubo tentación era para probar mi fe y mi amor a Dios.
Si hubo malas amistades, gente que hirió, que dejó era para saberme más comprensiva.
Si hubo alegrías y bellos momentos fue para disfrutar.
Si en mi año estuvo mi Madre fue para sentir el amor de Dios en ella y por ella.
Si estuvo mi hermano con todo su apoyo, cariño y comprensión era para entender que no estoy sola.
Si hubo tanto en este tiempo que rescatar es porque la vida me demuestra que estoy para buenas cosas y para ser feliz.
En la vida todos pasamos por buenos momentos y por malas situaciones y de ellas debemos sacar lo mejor, entender que de las circunstancias negativas nos quedará una buena experiencia para un mañana con más fortaleza.
Que de los buenos momentos somos dueños siempre, somos los amos de lo mejor que podemos ser, no debemos andar con las dudas que el destino es quien nos controla.
En la vida hay quien nos da todo como regalo, nuestro deber es conservar la alegría y el conocimiento de la vida, que hay buenas y malas circunstancias pero que tenemos el valor de resurgir de esas malas.
Si el año que pasa nos deja algo que sea el recuerdo que lo vivimos con pasión, que hubo amor invertido y que lo malo solo nos dejo un basto aprendizaje.
Compartir es la más bella enseñanza que me queda de cada año que va dejando su luz en mis ojos, el recuerdo de las personas que quedan a nuestro lado y lo que dimos, lo recibido es ya un don que Dios nos da, el aprovechar que aún estamos vivos y que somos parte de la vida de otros, para bien siempre porque lo malo ya está olvidado.
Un año que termina con todo lo que nos dio, agradecida con él por haber sido un laboratorio más de mi existencia y una prueba más del conocer los deseos de Dios ante todo con un nuevo camino por recorrer en mi mañana y en la vida de los que me rodean.
XII. XXX. VIII. AM.