Las despedidas te pelan el alma,
dejan en ese espacio una capa de tu voz,
un recuerdo inexplicable, una fragancia añeja
que solo la huele quien te pierde.
Las despedidas te superan, dejan tus huellas ahí
donde el hábito se hizo canto, eco, transpiración,
trabajo que te desgarra y te cuece por dentro,
tanto que ni el llanto puede con el dolor.
Entonces, solo entonces te puede el silencio
comprendes que los puentes te llevan. allá.
hacia tu otra mirada sin retorno ni juicio,
Entonces se cuela algún comentario
de tu paso por ese mundo extraordinario,
que otro toma si es necesario.