Se van quedando sin agua,
los ríos y los torrentes.
Mientras la mar va creciendo,
por la incuria de la gente.
El sol se viste de luto,
viendo el desastre viviente.
Y la Luna se acurruca,
entre nubes malolientes.
Es angosto ese camino,
para librar los grilletes.
Que rinden la voluntad,
de los que presos se sienten.
Y penoso es el sendero,
que en farallones se pierde.
Mermando la libertad,
del que quiere recorrerle.
Tiempos de cerebros vagos,
sumergidos en la prisa.
De pensamientos atados.
Encorsetadas ideas,
fajadas con mitos falsos.
Sin detenerse a pensar,
en lo auténtico y humano.
Hojas de un cuaderno en blanco.
En el cénit de la vida,
cuando madura el recuerdo.
Se afianzan las verdades,
entre los perdidos huecos.
Se rellenan con deseos,
ilusionantes proyectos.
Algunos se van fraguando,
otros en el aire yertos.
Como un carbón encendido,
el amor se hace presente.
Se calienta la ilusión,
o entre pavesas se pierde.
Se salva cuando suprime,
cacareados tabúes.
Y se entrega sin rencor,
dando todo lo que tiene.
Palabras, solo palabras,
pero que a veces definen.
O confunden con matices,
sorprendiendo al que huye.
Que huye de su naturaleza,
transitando entre perfumes,
que nublan su inteligencia.
Entre los cerros se pierde.
En el corazón se encuentra.
En los cerebros se piensa.
Y se va desarrollando,
cuando la vida es sincera.
Entre las sombras se oculta,
y entre las luces se siente.
Siempre esperando y alerta.
Sentimientos y temores,
se enlazan como la hiedra.
Enredando su raíces,
como el árbol y la tierra.
Van madurando los ojos,
que mirando con destreza,
se proyectan más allá,
de lo que tienen más cerca.
Se va acercando el sonido,
de las chillonas trompetas.
Anunciando rebeldía,
si la verdad se cercena.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
28/12/201