En el claroscuro de mi alma y penumbra yo tengo pensamientos ocultos,
pensamientos que me daría vergüenza admitirlos.
Yo sé que todo el mundo los tiene, de una u otra índole,
lo que no sé, es que grado de extravío, tendrán los de los demás e hipérbole.
Algunos de ellos son extremadamente bellos y utópicos,
otros son... más profanos, menos prosaicos, alguno morboso y otros humanos.
Mis pensamientos más íntimos creo que permanecerán siempre impertérritos,
la mayoría desconocidos, defenestrados y maltratados.
Los pensamientos ocultos son propios de nuestra naturaleza humana ambigua,
en mi opinión de una doctrina católica y moral muy instaurada.
Yo antes pensaba que eran míos, que eran únicos,
ahora pienso que son estadísticos, e inevitables a nuestros actos normalmente correctos.