La tarde.
Una primera sombra
de olvido, de este mundo
(de olvido de este mundo)
y una intuición viscosa
del otro por venir
(de porvenir).
Una primera ausencia,
espesa borrasca.
Una primera amenaza
de anegar ilusión
y de entregarme al fracaso.
Última trayectoria
de un astro incandescente,
del cénit al ocaso.