¿Cuántas veces mujer
yo me he puesto, a cara lavada, la necesidad
y he pedido con ojos de niño
todo tu cariño
toda tu bondad ?
Sin querer me volví un dependiente
adicto a tus labios,
tu aroma
y tu piel
y en tu vientre he sentido el encanto
de haber degustado
del amor, su miel.
No quisiera por nada del mundo
saber que en un segundo te puedo perder
porque es tanto el apego contigo,
celoso mendigo,
tu bello querer.