¡Cuánta emoción me causan los estorninos!
\"¡Gli storni!\" ¡Los pajaritos pintores
de la ciudad eterna!
Despreciados por pocos,
admirados por muchos,
pueblan el ocre cielo
de nuestra ciudad santa
y producen en mi alma
un aliento disperso,
angustiosa calina
o trismos en la mente.
Storni, estorninos,
ustedes me han llevado
a la ciudad del centro amurallado.
No sé el por qué de extrañas sensaciones
ocupan hoy mi mente.
Estoy fuera de ella y siento que
\"un pezzo del mio cuore
si è rimasto là\".
Sí. Sí. Un pedazo de mi corazón
se ha quedado allá,
imbricado entre los \"sanpietrinis\"
de la calle Marguta, de la Plaza Navona,
del \"Campo dei Fiori\"
con un Giordano Bruno denunciante
o en la Plaza del Panteón,
lucimiento de Adriano.
O, tal vez, aprisionado por las aguas
de la Fontana de Trevi,
Fontana de la Barcachia
o aquella de las Náyades.
Roma, Roma,
tus callecitas tenues,
los caminos de la Apia,
San Sebastián enhiesto,
nunca escuchimizado,
las viejas catacumbas
y las villas de ahora,
siguen lanzando flechas
sobre mi ser romano
como buscando siempre
que siga a vuestro lado.
Omaha (USA), invierno de 2018.