Deje de amarlo entre chispas que frotaban
de una fría fogata en algún diciembre.
Deje de amarlo entre pinos verdes,
entre un embriagante olor a esperanza,
entre renacimientos y villancicos navideños,
y entre la felicidad de un nuevo año.
Deje de amarlo entre la simpleza y lo complicado,
dictándole al corazón paso por paso como sería el proceso;
olvidándolo con su fotografía en mano,
con sus besos estampados en mis labios,
con el calor de su cuerpo quemando
mis interminable y sollozo camino.
Deje de amarlo en la desconcertante realidad
de quien atraviesa el sendero del olvido
con un bulto lleno de amor en mano…
con lágrimas que quieren soldar;
con grietas sin vencimiento,
con tijeras que pudieron cortar abulia,
con los poemas que él inspiro
y con todas las frases que eran solo para él
mas nunca de mi escuchó.
Deje de amarlo con los claveles que en mi jardín vertió,
con los recuerdos que nunca vivimos,
con las conmemoraciones que no celebramos,
con el cerebro en estado vegetativo de tanto pensarlo.
Deje de amarlo en una navidad ya lejana,
en los 365 días que me regalaba cada año,
en incalculables primaveras que no prosperaban,
en abriles sin lluvias y en junios sin soles,
en veranos largos usando zamarros
y en otoños negros y cálidos.
Deje de amarlo no recuerdo cuando,
tome el orgullo como garantía,
lo miraba de frente y de risa me embutía,
fragüe algunas tres mil trabas y así me mantenía ocupada
haciendo todo lo necesario para lograr mi hazaña
y escalar mirando como su recuerdo detrás quedaba.
Pero un diciembre no muy lejano,
entre la algarabía de la víspera de un nuevo año,
entre aguinaldos y bellos renacimientos,
entre el frio invierno y sus blancos pastos
volvió mi corazón a obstinarse con su recuerdo
a hacer volar mariposas en mi cuerpo,
a recordarme que no hay ningún proceso
que saque ese amor de mi pecho.
Oh, también me recordó…
que no está en mí !dejar de amarlo!
LeydisProse
1/3/2019
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