Hay mucha gente en el puerto,
y en nuestro pequeño mundo
todo sigue igual:
una taza de café,
una mesa descuidada,
una paloma que pasa
y la trova que se ensaña.
Se propone desarmarme,
traer de ti tus recuerdos,
sacrificar mis ilusiones
y bajarme de tu cielo.
Sólo que ellos no entienden,
jamás se darán cuenta,
que a mi lado ya no estás,
que has marchado para siempre
y tu pelo despeinado
ya no acariciará la brisa
de este tu precioso mar.
© Armando Cano