Una brisa repleta de paisajes,
y el mar llena de sed al aventurero,
hojas secas que un viento arrastra,
pero tu antojo no se detiene,
solo habla,
a veces llora.
El miedo te vuelve sabio
y el frío invisible,
las aromas que baja luego de las tormentas,
lavan tus pies
y llenas los míos con tu calor,
el camino?
nadie hablo del destino,
y se hace niebla en la noche,
porque nadie hablo de destino.
De alba nacerás,
al camino llegaras,
de espinas y polvo,
pero con la esencia pura de un néctar dulce,
que recogiste tu,
peregrino que has andado un solo camino,
que busca el trigo en la arena,
y la culpa en la inocencia,
un lucero será tu guía,
será luz,
la calma de los ciegos,
el canto de los pájaros,
serás polvo y abundancia,
te convertirás en la dicha y la desgracia de los afortunados y mártires,
del camino hacia el esplendor,
nadie hablo de destino!!
El don que tienes se volverá contra ti,
así escucharas jugar a los niños,
las ampollas de tus manos serán benditas por los temerosos
y odiada por los héroes,
la semilla nacerá de tu sudor,
serás jardín, rosedal y valle que contemplaran los enamorados,
no tendrás cansancio,
pero si..
un largo camino que soñar.
No tendrás violencia,
ni paz,
serás lo justo de la clemencia,
el roció que cubra tu cuerpo,
no lograra opacar tu mirada
y serás bendito entre los ciegos y odiado por los soldados,
no lloraras por un amor,
pero siempre extrañaras a la misma mujer.
Recitaras bellos poemas en el desierto,
entenderás el camino,
observaras a la luna,
y ella te aconsejara,
pero nadie hablo de destino.
tus labios jamás se confesaran,
porque tu eres el destino,
serás glorioso en tu propio camino,
aunque las espina sean el ramo de tu coronación,
peregrino de la fe,
oculta detrás del alivio
y serás destino,
destino claro de un peregrino,
aquí nadie hablo de camino,
pero tus manos aun tienen frío,
aquí nadie hablo de sol,
ese calor que da brillo en las pupilas de una inocente prometida,
no serás el culpable de tus dolores,
y sanaras en el misterio que tiene una caricia.
Serás el llanto de tu propia felicidad
y te entregaras arrodillado a mitad del camino,
sentirás la derrota,
y la amargura de ser vencido por tu propio destino,
serás el ruego de tu propia angustia,
y así serás tan sabio
que el camino llegara hacia ti,
porque no habías olvidado
que tu eres destino.
Daniel Memmo