Reconoceré mis pecados
entre papeles tornasolados
escritos,
susurrados en el Aire,
y en el transparente Viento…
Seré firme bronce oxidado
por las cuerdas metálicas,
de aquella arpa dorada…
de aquella misteriosa lira,
que envolvía en angélica melodía
el lazo inmortal
que yo creía que nos unía,
por Siempre...
(lo habías jurado)
Seré Némesis y Fuego ardiente
que no pueda sofocarse…
Y Aire en la certidumbre gris
del polvo ennegrecido
en que te escondes
fatal y contrito…
Seré agua salada que
se disuelva y empañe en las lágrimas
gélidas
de tus ya extraños ,
siempre abstraídos ojos…
Y seguiré indagando
eternamente
como fugaz forastero
de todos los astros,
la extraña esencia
de tu desvanecido Ser
que me ha hecho impiadoso,
un irreversible daño.