Sigue cosiendo las horas.
Dando puntadas sin hilo.
Con los dedos de la sombra,
la aguja enhebra el destino.
Entre las luces y sombras,
se esconden las alegrías.
Que orgullosas se revelan,
si se va perdiendo el frío.
El frío del corazón,
que en el pecho está aterido.
Solapadamente suenan,
viviendo las melodías.
A veces aterradoras,
otras llenando de luz,
las ensombrecidas vidas.
En el oculto sonido,
que solo la mente escucha.
Se debate el devenir,
fraguándose el día a día.
Prejuicios de la razón.
Que va encontrando motivos,
para dar la espalda al Sol.
Y en la tenebrosa cueva,
donde se hilan las penas.
La verdad se va escapando,
de la lóbrega caverna.
La razón quiere seguirla,
pero la verdad se aleja.
En el fondo de la hoguera,
donde se abrasa la vida,
volátiles son las brasas,
que dan calor a los días.
Y los rescoldos que quedan,
vestigios son de la esencia,
que van sirviendo de guía.
Conformando el pensamiento,
para que la idea viva.
No se calla el ruiseñor,
aunque el calor le haga mella.
Ni se silencia la voz,
del que la verdad encierra.
No enmudece la canción,
que da voz a la existencia.
Ni la garganta se agrieta,
cuando la ira sale fuera.
Nada en silencio se queda,
cuando habla el corazón.
Extiende su sombra el árbol,
aunque la luz se diluya.
Y entre las grietas del mármol,
la vida surge sin duda.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
02/01/2019