José Luis Barrientos León

Buen día, Padre

Me he reconciliado contigo, con tu recuerdo,

Con la imagen en sepia guardada en un rincón del alma

Me he reconciliado con tu voz silente de tantas décadas

Con tu verbo expresado en hercúleo abrazo

 

Se ha corrido el telón del corazón

Puedes venir si quieres. Han quedado las viejas calles en sosiego

Las esquinas del viejo pueblo envejecieron aún más en este tiempo

El invierno violento se vuelve con severa indiferencia hacia los huesos.

 

La espera ha sido larga, como una prórroga insensible de la vida

Robándome tus brazos entre sueños suicidas

Entre extensas absorciones de cigarros asesinos

Han brotado tus recuerdos, náufragos en mi almohada

 

Te he esperado, entra si quieres, otros rostros se reflejan en el alma

Madre ha partido, y un nuevo Sol  nos ilumina cada día

Así que ven si quieres, encontraremos las historias

Entre libros y poesías, entre retratos y memorias

 

Un camino que retomamos tarde

De cada paso dado tengo heridas, algunas no cierran ni sangran, solo heridas

De cada paso dado tengo risas, algunas no se advierten ni escuchan, solo risas

Cada paso dado a mutilado insensiblemente la dicha de esta espera

 

Tarde me di cuenta de que jamás partiste

Tarde descubrí que el corazón se marchitó en la espera

Tarde comprendí que en mi alma dominaba el miedo

Tarde me di cuenta de que viví sin fe

 

Así que ven si quieres, despediremos juntos la Soledad,

Te quedaras a mi lado y juntos trazaremos un camino

Mis pies firmes en la greda, los tuyos en el espacio etéreo del espíritu

Mi mirar en el horizonte insondable, tu abrazo en el interior del alma eterna