Silbó la ráfaga su desventura
cautiva de la envidia, desolaba,
tramando con cinismo mancillaba
viviendo en los demás su amargura.
Linchando corazones donde pura
la inocencia del amor se posaba,
mentiras y rumores amparaba
tratando de vivir con la ruptura.
Bordó con gran acierto los temores
lanzándolos al mar de sus oídos
rompiendo en mil pedazos los albores
con dedos de serrín acusadores,
al borde del barranco sus bramidos
mataron al amor con sus rumores.
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