Hoy la marea parece enfadada,
golpea con las olas mi cara.
El agitado e inquieto mar,
me arrastra hacia afiladas rocas.
Pido auxilio, socorro, ayuda,
pero simplemente nadie contesta.
Se divisa una fría soledad,
aquí, donde solo se escuchan
los gritos de rabia del agua.
Intento hacia la superficie nadar,
pero me ahogo, no sirve de nada.
Al final descubro, que son mis lágrimas,
se formo un enorme océano,
donde no se vislumbra tierra,
solo la aguzada tristeza.
Dejo de nadar, llévame lejos mar,
disuélveme como pálida espuma,
no puedo apenas respirar más,
estoy cansado de intentar salvarme,
ahógame en las profundidades de tu alma.