Despierta prosa alada, a las luz de su mirada;
atiende inspiración y has, a la musa, nueva canción.
Borra la blancura, pálida del papel por la hada;
y orienta tu vocación a disfrutar de su mención.
Es que te mento en mis escritos: por gratitud,
a tu cortes actitud y al destino fortuito
de ver tu virtud; al alcance, cercana a tu acto
más concreto, que destila gracia y respeto.
Es por el gesto cortes de tu cordial sonrisa,
que la timidez del seudo-poeta agoniza.
Naciendo silenciosa, la expresión de mudez;
que con sencillez y rima, brinda alabanza
al dote de princesa, que hay en tu fineza.
Y no me refiero a la finura de tu cintura;
aino al trato de confianza, que das con templanza
y la gala de tu postura, que argumenta hermosura.
Sólo quiero alagarte, por lo que es evidente, al observar te y verte sonriente.
Sólo quiero expresarte, y a gotas darte; este humilde arte, que traes al presente.
Y con sencillez describirte, con un poema inerte;
la voluntad constante, de la pluma a escribirte.