Apenas y soy yo,
cuando estoy contigo,
apenas y soy yo,
ya que ingresas poderosa
a mi médula amorosa:
tú ingresas total y furtiva
a mi sitio indulgente
al latido insistente
de mi carne vital.
Apenas y soy yo,
contigo,
apenas y soy yo,
porque anhelo frenético
partir a pedazos
la perfecta estructura
del gélido tiempo;
porque anhelo consumir
la energía
de las galácticas lámparas,
para insertarme
en el subconciente de tu sangre,
en el subconciente de tu amor.
Apenas y soy yo,
contigo,
apenas y soy yo,
porque tu cuerpo
se acopla a mis nervios,
se enrosca a mis huesos,
e invade tiernamente
mi quietud
y mi sosiego;
porque tu cuerpo
me clava dulcemente
en las leyendas de la dicha;
porque tu cuerpo
me coge las miradas
y emulsiona una sonrisa.