Yo intercambiando jabs con tu ausencia, armando una ofensiva de ajedrez contra mi soledad, pensando en estrategias militares de defensa con el hecho de no saber quien se encuentra cerca de tus muslos, de la geografía bendita de tu piel, quien tiene a su alcance auditivo las notas de tu voz de seda, o quien hace alarde de su olfato al sentir el aroma de tu cuello.