Fonética de tus huesos, tibios titanes.
Soldados en columnas colosos de espíritu,
imbatibles antipáticos de los rostros fúnebres
que a tu silencio aparecen como dragones.
Dragones sedentarios del pecho:
Alas descansando en mi cornisa.
Alma subliminal…
vestida de lápiz, de una sombra ensombrecida,
de hojas acariciando la tarde, inmensidad coloquial
de camino que no camino, y marejada de miradas
que amanecen en una almohada sellada.
Aquí. Allá, ¿Quién te halla?
Muralla, que me tiemblas en el filo de una noche
de roca que increpa cada hinchar, crepitación
de poro y poro: romper y romper el capullo: Mariposa.
Recita la franqueza de mi mudez; labio espejismo.
En su fachada de inspiración sin freno.
Comisura-horizonte, en ti descansa ni más ni menos
que un astro engulléndose el infinito.
Buenas noches.