Me declaro vivo dios de las tinieblas
procedente de Guinea y Senegambia.
Existo como fetiche en las aldeas
con los encargados de cosas importantes:
la fertilidad, el clima y las cosechas,
junto al oficio de las artes mágicas.
Tengo doble identidad y me hago dueño
de aquellos que abandonan sus viviendas
después de pasada medianoche;
los trituro con mis dientes de cuchillo,
aunque protejo la aldea al mismo tiempo
contra demonios perversos e invasores
si me orecen lo que exige mi poder.
Sano cualquier molestia y ahuyento malos espíritus
causantes de enfermedad, pues no soy un dios injusto,
y si alguien muere de pronto, pese a filtros y oraciones,
todo el pueblo está seguro de que es correcto el castigo
por fallecer en pecado contra las leyes del brujo.