En el libro de la vida,
donde se anotan las cuentas,
en el haber y en el debe,
va engordando la experiencia.
Éxitos en el haber,
en el debe la conciencia,
que a veces se torna cruel.
En el libro de la vida,
sin límites cabe todo.
Las más geniales ideas,
y los más tremendos dolos.
Las conquistas materiales,
que dan brillo a quien las crea.
A grandes descubrimientos,
que traspasan las fronteras.
Y a la destrucción del Hombre,
que así mismo se lacera.
Cada línea que se escribe.
Cada minúscula letra.
La impronta que va dejando,
va reescribiendo la Historia.
Cada trazo, cada estrofa,
va modulando la vida,
como corriente a la noria.
Cada capítulo agranda,
o adelgaza la memoria.
Con las palabras se tiñe,
de blanco o negro la Historia.
Hojas que en blanco nacieron,
en los brazos de la Tierra.
De su vientre la belleza,
se derrama entre las líneas,
que componen su materia.
De sus fluidos la tinta,
para escribir sus tragedias.
Para componer los versos,
que definen su estrategia.
Y parir las alegrías,
de las vidas que ella crea.
Se terminan los capítulos,
de la hercúlea enciclopedia.
Cuando el número de hojas,
en sus volúmenes merma.
Y la temblorosa pluma,
que se desliza en su esencia,
va tejiendo con sus letras,
los gozos y las miserias.
Las manos en carne viva,
y los dedos ya sin huellas.
Se deslizan como gotas,
de cada aliento que brota,
como una corriente eterna.
El libro jamás se cierra,
sobre sus fuertes cubiertas.
La eternidad se lo impide,
con su tozudez extrema.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
04/01/2019